¡Compartir coche está de moda! Al menos eso dice el estudio realizado por Blablacar “Zero Empty Seats”, en el que concluye que esta práctica reduce considerablemente las emisiones de CO2, estimadas en 1,5 millones de toneladas.
Esta tendencia internacional es conocida como Carpooling, y a parte de reducir las emisiones, también favorece el trafico y disminuye el caos vehicular al que estamos acostumbrados en las horas punta.
Hasta ahora se conocen distintas plataformas que favorecen esta práctica y que conectan a pasajero y conductor de forma eficaz y segura, teniendo en todo momento localización y datos personales de todos los integrantes, además de efectuar a través de la misma el pago respectivo del viaje.
Tanto conductor, como pasajero cuentan con un perfil personal, dónde cualquiera puede solicitar o prestar el servicio, además de añadir instrucciones o requerimientos si es necesario.
La realidad es que, esta iniciativa surgió en Estados unidos en los años 70, ante la crisis del petróleo como alternativa para reducir gastos, pero no ha sido casi medio sigo después que se ha popularizado notablemente en nuestro país.
Es por tanto una iniciativa que cumple con las tres aristas de la sostenibilidad: económica, social y ambiental.
Obviamente compartir vehículo supone un ahorro sustancial a la hora de reponer combustible, además compartir habitáculo durante un tiempo determinado propicia el conversar, i la posibilidad de ganar amistades en el trayecto.
Como detalle relevante, los estudios afirman que la mayoría de conductores reducen la velocidad al llevar consigo a nuevos ocupantes, esto a parte de reducir riesgos de sufrir un siniestro reduce las emisiones considerablemente, al igual que lo hace el hecho de amortizar un coche para llevar el máximo de pasajeros en lugar de que cada uno de estos lleve el suyo propio.
Así pues, queda claro que compartir coche está de moda y parece querer quedarse por muchos años más.