Todos sabemos lo que es el GPS y aunque parezca increíble, no hace tanto, las personas nos movíamos por el mundo consultando mapas o siguiendo directrices de viandantes que encontrábamos en nuestro camino. Y aunque este tipo de práctica ya ha quedado muy atrás, seguro que en algún momento hemos tenido que recurrir a nuestra intuición o viejas usanzas para ubicarnos en la carretera.
No hace tanto que contamos con el adorado GPS, apenas unos 20 justo con la llegada de los smartphones apareció la forma de navegar más estandarizada hasta el momento. Aunque anteriormente ya se hacia uso del GPS por satélite, la realidad es que fueron los teléfonos móviles los que catapultaron el concepto de navegación en línea.
Actualmente la mayoría de coches cuentan con navegador integrado, y en caso contrario, una inmensa mayoría de conductores tiene instalada la aplicación de GPS en sus dispositivos móviles.
Sin duda se han convertido en una herramienta clave para la conducción de todos, no solo porque permite guiar-nos de una ubicación a otra sin perdernos, sino que son capaces de optimizar nuestros trayectos en función de las incidencias de tráficos y garantizar nuestra seguridad al volante. Además de proponer rutas alternativas o incluso geolocalizar los puntos con radares, informar sobre la velocidad permitida o la hora de llegada.
La verdad es que el GPS ha sido un gran avance en todos los sentidos, aunque también hay que remarcar la peligrosidad que supone desviar la atención de la carretera para mirar la pantalla del navegador o del móvil.
Llegados a este punto, donde los conductores somos consciente de la comodidad que supone contar con un GPS durante la conducción, parece imposible imaginar el viajar sin el, ¿no es cierto?
En Alas queremos abrir debate al respecto. ¿Os imagináis viajando con un mapa desplegable? ¿Seríais capaces de ubicaros?
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